Cuando venimos al mundo somos seres naturalmente creativos, espontáneos, sensibles y ahí es dónde reside nuestra verdadera esencia y autenticidad. Esta permanece en nosotros para siempre. Lo que ocurre es que ese niño/a poco a poco y con tal de adaptarse a su entorno familiar, al colegio, etc irá adoptando una serie de comportamientos que no son más que adaptativos o de supervivencia y que poco a poco le irán desconectando más y más de su verdadera esencia. Inevitablemente esto ocurre de forma natural durante los primeros años de vida. Esos primeros años marcarán, en cierta medida, el resto de tu vida.
Poco a poco vamos cargando la mochila de creencias limitantes, emociones reprimidas, miedos, y traumas que irán forjando en nosotros una coraza a través de la cual nos relacionamos con el mundo. Entonces debajo de esta coraza está nuestra mochila y en el fondo de esta mochila se encuentra nuestra verdadera esencia.
Esa mochila, nos incomoda y en muchas ocasiones nos pesa más de la cuenta. En ella es donde reside todo el caldo de cultivo de nuestro sufrimiento y allí, paradójicamente, es dónde se encuentran las respuestas para volver, a través de ella, a nuestra verdadera esencia.
Lo que ocurre es que abrir esa mochila es doloroso, incómodo, nos da miedo y nos conecta con sucesos que preferimos no revisar. Nuestra mochila nos produce rechazo y entonces muchos de nosotros vivimos desconectados de nuestra verdadera esencia, bondad, creatividad y espontaneidad.
Es por ello que muchos de nosotros nos pasamos la vida tratando de huir de toda esa carga que llevamos en esa mochila desde nuestra infancia. Es mucho más fácil culpar a los demás o a las circunstancias que responsabilizarnos y tomar las riendas de nuestra vida. Yo he pasado por aquí.
Hoy puedo afirmar que el sufrimiento es el abono para florecer y que evitarlo o resistirse provoca más y más sufrimiento. En esa mochila se encuentra la brújula y la llave de vuelta a casa.
Es verdad, abrirala y revisarla y explorarla con cariño es un trabajo que al principio duele pero llegar al fondo de esa mochila es reconocer y honrar tu camino y es una oportunidad para volver a nacer.
🧳Te acompaño en el viaje hacia tu autoconocimiento
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